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¿Por qué sangran las encías? Causas frecuentes y señales de alerta

¿Te ha pasado alguna vez que, al cepillarte los dientes o usar el hilo dental, aparece sangre en el lavabo? Al principio puede parecer algo sin importancia, pero lo cierto es que el sangrado de encías nunca es una buena señal. No siempre hay dolor, y precisamente por eso mucha gente lo deja pasar hasta que el problema ya no es tan fácil de ignorar.

En este artículo vamos a contarte cuáles son las causas más habituales del sangrado de encías, qué señales deberían ponerte en alerta y por qué actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre una solución sencilla o un tratamiento más largo y complejo.

Causas frecuentes del sangrado de encías

1. Gingivitis: la inflamación que nadie nota

Es, con diferencia, la causa más común. La gingivitis es una inflamación de las encías provocada por la acumulación de placa bacteriana: esa capa pegajosa que se adhiere a los dientes si no la eliminamos bien. Con el tiempo, esa placa se endurece y se convierte en sarro. ¿El resultado? Encías rojas, sensibles y, claro, sangrantes.

El problema es que no suele doler. De hecho, muchas personas solo se dan cuenta porque ven sangre al cepillarse. La parte positiva es que si se detecta a tiempo, se puede revertir.

2. Periodontitis: cuando la cosa se complica

Si dejamos que la gingivitis avance sin tratarla, puede transformarse en algo más serio, la periodontitis. En esta fase, las bacterias ya no se limitan a las encías, también afectan al hueso que sostiene los dientes. Y esto, ya sí, es un problema mayor: puede causar movilidad dental y, con el tiempo, pérdida de piezas.

El sangrado aquí es más persistente. Puede ir acompañado de mal aliento, dolor e incluso encías que se retraen. Si crees que podrías tener periodontitis, no esperes: ve al dentista cuanto antes.

3. Cepillado demasiado agresivo (o cepillo equivocado)

En algunos casos no se trata de una enfermedad como tal, sino de los hábitos. Si usas un cepillo con cerdas muy duras o te cepillas con una fuerza excesiva, puede provocar pequeñas heridas en las encías que sangran al contacto. En estos casos no tienes un problema de encías: deberías cambiar la técnica y apostar por un cepillo más suave.

4. Cambios hormonales

Durante ciertas etapas de la vida (embarazo, adolescencia, menopausia) las hormonas se revolucionan y pueden hacer que las encías estén más sensibles. Esto se conoce como gingivitis hormonal. Aunque suele ser algo pasajero, es recomendable llevar un control para evitar que derive en complicaciones.

5. Carencias de vitaminas o alimentación deficiente

La vitamina C es clave para mantener los tejidos sanos. La K, esencial para una buena coagulación. Si el cuerpo anda escaso de alguna de ellas, es probable que las encías lo manifiesten en forma de sangrado. También influyen las dietas pobres en nutrientes, el exceso de alimentos ultraprocesados o la falta de hidratación.

6. Medicación

Hay ciertos medicamentos que, entre sus efectos secundarios, pueden favorecer el sangrado de encías; entre ellos, los anticoagulantes o determinados tratamientos anticonceptivos. En caso de que hayas empezado a tomar una medicación nueva y notes cambios en tus encías, consúltalo con tu dentista.

Señales de alerta: cuándo preocuparse por el sangrado de encías

Puede que un pequeño sangrado, de forma puntual, no tenga mayor importancia. Pero si además notas alguna de estas señales, conviene actuar sin esperar:

  • El sangrado es frecuente o aparece sin causa aparente.
  • Tus encías están más rojas, hinchadas o sensibles.
  • Hay mal aliento persistente, incluso con buena higiene.
  • Sientes que las encías se retraen y los dientes “se ven más”.
  • Aparece movilidad dental o una sensibilidad nueva.
  • El sangrado viene acompañado de dolor o incluso pus.

Estas señales podrían indicar una enfermedad periodontal en curso, o al menos un desequilibrio importante en la salud bucodental. Y cuanto antes lo afrontes, mejores serán las opciones de tratamiento.

¿Qué hacer si sangran las encías?

Primero y más importante: no lo dejes pasar. Aunque parezca algo sin importancia, el sangrado de encías no es normal y casi nunca aparece “porque sí”. Aquí va una hoja de ruta básica:

Visita a tu dentista

No hay sustituto para un diagnóstico profesional. Solo así sabrás si se trata de una simple irritación o si estamos hablando de una enfermedad periodontal. En nuestra clínica, realizamos revisiones completas y limpiezas profesionales que te ayudarán a mantener las encías sanas y evitar complicaciones innecesarias.

Mejora tu rutina de higiene bucal

  • Cepíllate al menos dos veces al día durante dos minutos.
  • Usa hilo dental o cepillos interdentales: el cepillo no llega a todo.
  • Si tienes encías sensibles, prueba con un colutorio sin alcohol.
  • El tabaco, si puedes evitarlo, mejor: agrava todo lo relacionado con las encías.

Revisa tu alimentación

Frutas, verduras frescas, agua suficiente, menos azúcar. Suena básico, pero funciona. Una buena alimentación es una de las mejores formas de cuidar tus encías desde dentro.

¿El sangrado de encías tiene solución?

Sí, la tiene. En la mayoría de los casos, el sangrado se puede prevenir y revertir combinando una buena higiene, una dieta adecuada y visitas periódicas al dentista. Pero si se ignora durante demasiado tiempo, pueden aparecer consecuencias mucho más serias: infecciones, dientes que se mueven, piezas que se pierden.

En Clínica Dental Francisco Boyer estamos para eso: para ayudarte. Estudiamos tu caso con calma, te proponemos un tratamiento personalizado y te damos todas las claves para que tus encías vuelvan a estar sanas. Y tú, tranquilo.

Conclusión: tus encías hablan, escúchalas

El sangrado de encías no es un simple aviso sin importancia: es una señal clara de que algo no va bien. Si lo detectas, escúchalo. No lo normalices, no lo ignores. Con un diagnóstico a tiempo, buenos hábitos y el acompañamiento de profesionales, puedes evitar que ese pequeño síntoma se convierta en un problema mayor.

¿Te sangran las encías? Pide tu cita con nosotros.
Hablemos, sin prisa. Y pongámosle solución. Porque toda sonrisa sana empieza por unas encías sanas.