¿Te han hablado de una férula dental y te has quedado con cara de “¿eso qué es?”? Tranquilo, no eres el único. En esta guía te lo contamos todo sobre las férulas dentales: desde qué tipos existen, hasta cómo cuidarlas bien y qué errores deberías evitar si no quieres acabar tirando el dinero. Lo hacemos con lenguaje claro, directo y con la tranquilidad de saber que en Clínica Dental Boyer llevamos años ayudando a cientos de pacientes con este tema
¿Qué es una férula dental y para qué sirve?
Una férula dental es un pequeño dispositivo removible normalmente hecho de resina que se coloca sobre los dientes con diferentes objetivos, todos relacionados con tu salud bucodental. Cada una se diseña a medida, adaptada a ti, no hay dos iguales. Aunque muchas veces se asocian al bruxismo, lo cierto es que su utilidad va mucho más allá.
Algunas de sus funciones más habituales:
- Evitar que los dientes se desgasten al apretar o rechinar.
- Corregir pequeñas desalineaciones o problemas de mordida.
- Ayudar a que la articulación temporomandibular (ATM) funcione mejor.
- Acompañar ciertos tratamientos de ortodoncia o implantología.
- Facilitar tratamientos estéticos, como el blanqueamiento dental.
Tipos de férulas dentales: ¿cuál necesitas?
No todas las férulas sirven para lo mismo, ni todas son iguales. Aquí te dejamos las más comunes y en qué situaciones suelen utilizarse. Así, cuando tu dentista te hable de “la férula”, sabrás exactamente a qué se refiere.
1. Férula de descarga
La más conocida de todas. Está pensada para proteger los dientes en personas con bruxismo, es decir, que aprietan o rechinan los dientes al dormir. Se usa sobre todo por la noche y reduce mucho la tensión mandibular.
2.Férula de blanqueamiento
Se utiliza en tratamientos estéticos. Es fina, flexible y permite aplicar el gel blanqueador de forma cómoda y eficaz, sin dañar las encías ni otras zonas sensibles.
3. Férula ortodóncica (o de contención)
Después de una ortodoncia, toca mantener los resultados. Esta férula evita que los dientes se muevan de nuevo y asegura que el esfuerzo (y la inversión) no se pierda.
4. Férula quirúrgica
Más técnica. Se utiliza en procedimientos de cirugía oral o colocación de implantes, ya que permite al profesional guiarse con total precisión.
5. Férula miorelajante
Pensada para aliviar tensiones musculares en la zona mandibular y reducir molestias en la articulación temporomandibular (ATM). Una gran aliada si sueles tener dolor al masticar o abrir mucho la boca.
6. Férula deportiva
Si practicas deportes de contacto, esta férula protege tus dientes y encías de golpes accidentales. Nada que ver con las genéricas: estas se hacen a medida y se nota.
Cómo cuidar tu férula dental para que dure más
Una férula dental bien cuidada puede durar años. Pero ojo, si la tratas como un simple “plástico” más, no solo se estropea antes: también puede convertirse en un nido de bacterias.
Pautas básicas para que te dure (y no te la cargues antes de tiempo):
- Límpiala a diario con un cepillo suave y jabón neutro. Nada de pasta de dientes: es abrasiva y la estropea.
- Nunca la laves con agua caliente. La deformas y luego no encaja.
- Guárdala en su caja, limpia y seca. No en una servilleta, ni en el bolso, ni en el bolsillo.
- Desinféctala un par de veces por semana con productos específicos (pastillas para prótesis o soluciones recomendadas).
- No comas ni bebas con ella puesta, a menos que tu dentista te lo indique.
- Si un día notas que aprieta, roza o se mueve, no lo dejes pasar. Toca revisión.
Errores comunes que deberías evitar
La mayoría de fallos no se cometen por pereza, sino por desconocimiento. Aquí te dejamos los clásicos que vemos a menudo en consulta:
❌ Guardarla húmeda. Las bacterias hacen fiesta en ese ambiente.
❌ Usar pasta de dientes para limpiarla. Raspa y estropea el material.
❌ Dejarla al sol o cerca de calor. Adiós forma, adiós utilidad.
❌ No llevarla a revisión. Aunque te parezca que todo va bien, el desgaste es silencioso.
❌ Prestarla o usar una genérica. No, no es como un chicle. Cada férula dental es única, como tu sonrisa.
¿Cuándo debes acudir al dentista?
Hay señales que conviene no ignorar. Si te sientes identificado con alguna de estas situaciones, pide cita cuanto antes:
- Te duele la mandíbula o el oído al despertarte.
- Notas que tus dientes se desgastan o aparecen pequeñas fisuras.
- Sufres dolores de cabeza frecuentes, especialmente por las mañanas.
- Sientes presión constante en la mandíbula.
- Acabas de terminar una ortodoncia y te han recomendado usar férula.
Conclusión: una inversión en salud bucal
Una férula dental no es solo una “protección extra”. Es una herramienta que previene, acompaña tratamientos y cuida tu salud bucal a largo plazo. Eso sí: para que funcione, debe ser personalizada, bien cuidada y revisada por un profesional de confianza.
